Quien esté pasando unos días en la
ciudad condal alojado en uno de los mejores aparthoteles en todo Barcelona, no puede dejar de visitar esta maravilla arquitectónica.
En una única manzana del Passig de Gràcia del Ensanche, se encuentran cinco
edificios de estilo modernista catalán aunque totalmente distintas: la Casa Mulleras de Enric Sagnier, la Casa
Bonet de Marcel·lià Coquillat, la Casa Lleó Morera de Lluís Domènech i
Montaner, la Casa Amatller de Josep Puig i Cadafalch y la Casa Batlló de Antoni
Gaudí
Su nombre es un juego de palabras
entre manzana de bloque de edificios y el mito de la manzana de la discordia
griego de la boda de Peleo y Tetis, que viene a enseñar que un asunto
intrascendente puede llevar a una discusión grave. Y ésto es así porque no es
casualidad que las casas sean tan distintas: tres de los arquitectos eran
rivales profesionales: Montaner, Cadafalch y Gaudí.
Son fascinantes, cada una a su
manera: La Casa Lleó Morera (1905) tiene un simbolismo complejo en el que el
león, la morera y sus hojas son el tema recurrente; la entrada principal es
preciosa con la exquisita decoración de cerámica verde.
La Casa Amatler (1900) intenta
evocar a una típica casa flamenca u holandesa aunque con elementos góticos
catalanes como columnas retorcidas, gárgolas, extravagantes motivos de
cerámica, esculturas, etc.
La Casa Batló (1907) es magnífica,
con un exterior que simboliza la leyenda de San Jordi y el dragón; por eso la
fachada está recubierta de cerámica verde y azul como si fueran las escamas del
dragón y el techo curvilíneo su cuerpo; así como las barandillas y pilares
simulan ser los huesos y calaveras de sus víctimas. No hay que perderse bajo
ningún concepto su ático y el tejado.
Mejor no visitar la Manzana de la
Discordia a mediodía porque el sol deslumbra y no se podrán apreciar los
detalles y sería una lástima, ya que es magnífica.
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