Es uno de los lugares imprescindibles de la Riviera Maya. Probablemente es el sitio donde he nadado rodeado de los peces más impresionantes, ya sea por colorido o ya por tamaño. Se trata de una entrada de agua de mar en la costa de la Riviera Maya, cerca de Tulum, al sur de Playa del Carmen. Prácticamente todas las instalaciones y accesos al agua intentan conservar el entorno. Son 84 hectáreas de selva por las que las iguanas campan a sus anchas, existen ríos y caletas de corrientes suaves, cavernas milenarias y cenotes sagrados.
El acceso es muy sencillo: se puede llegar cómodamente en las van, esa especie de furgonetas-taxi que por 20 pesos te acercan a casi cualquier lugar de la Riviera, recorriéndola desde Playa del Carmen a Tulum. Uno de los principales atractivos que se puede encontrar en el parque, es el baño con delfines. Eso si, a un "módico" precio de 70 euros, sale un poco caro el capricho. Por lo demás, podéis navegar en kayaks, hacer snorkel, bañaros con tortugas, etc... Merece la pena. A la hora de comer, tenéis 6 restaurantes dentro del parque para que todo el mundo se encuentre a gusto.
Un recordatorio importante: los bronceadores y protectores convencionales están prohibidos para proteger la fauna marina. Hay que llevarse productos biodegradables ecológicos, o de otra manera nos cambiarán nuestro protector por los suyos. Es importante disfrutar de este paraíso sabiendo que no vamos a desmerecer ni un ápice de su belleza.
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